espacio de crítica literaria y cultural

«Carne de píxel», Agustín Fernández Mallo

In Agustín Fernández Mallo, Uncategorized on marzo 31, 2008 at 7:34 pm

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Circunvalamos la ciudad contradiciéndolo cuanto pudimos.

A. F. MALLO

Consagrados a la cultura de lo visual, a la necesidad de plasmar en imágenes la propia existencia, hoy hemos pasado ya de una «metafísica del pincel a una metafísica del píxel» [Fernández Mallo] que, en consecuencia, inaugura un nuevo sistema utópico de digitalización de la existencia, incluso [y a pesar] de la evidencia del [en ocasiones] obsceno desfase que por defecto media entre realidad e imagen.

Ni que decir tiene, entonces, que el reto de nuestra cultura sea ahora el de «realizar lo virtual en lugar de virtualizar lo real», parafraseando a José Luis Molinuevo quien, además, ha llamado la atención sobre el que tal vez sea el planteamiento más exitoso del debate sobre el pensamiento fundacional de nuestros días: la consecución de un Nuevo Humanismo o Humanismo Tecnológico. Esto es, la ascensión de una nueva lógica relacional que incorpore tanto la cultura artístico-humanista como la cultura científico-tecnológica [Pau Alsina]. Hablamos, pues, de un nuevo modo de reprogramación del mundo contemporáneo, acorde como es a la propuesta postpoética de Agustín Fernández Mallo, y del que el píxel, dicho sea de paso, encierra y acristala su particular ADN.

Jesús PortalPor eso Carne de Píxel puede leerse como una propuesta o puesta en práctica de dicho paradigma, escrito en prosa y con una conciencia absoluta de la brevedad y la contención del lenguaje, al tiempo que entrecruza los discursos [el yo poético y el texto sobre los agujeros negros, correlato documental de su devenir sentimental]. Y una serie de leitmotivs que aportan una cadencia desafectada pero constante, similar al efecto del punteo de un bajo: la lluvia y el llanto, o la frase de Roy Batty, replicante de Blade Runner.

Por otro lado, y si atendemos al título del poemario, habría que llamar la atención sobre la que es quizá su paradoja más emblemática y, por tanto, significativa: la constitución del píxel como medio de aproximación y difusión de la materia, de la carne; el continente mínimo y vacuo de toda la información visual posible. Un título potente y desconcertante que anuncia la carnalidad del píxel, pero también, y al mismo tiempo, la profundidad del misterio de la materia: la nostalgia de esos momentos irrepetibles que, como el píxel, contuvieron toda la intensidad y emotividad posibles: yo con tu Lucky hacía un agujero en un mapa.

Asistimos, pues, a una mirada retrospectiva -es cierto, había mucha noche, lluvia, una mujer, etc, pero en realidad únicamente hablo de mí-, proyección de un viaje –cinética apariencia […] en realidad, no nos movimos-, por una ciudad [Capri], un frío mes de mayo. Una pareja circunvala una ciudad en silencio, […] una elipse de 2 centros. Sólo eso. 2 centros. Y de nuevo, como ya vimos en Joan Fontaine Odisea, algunos lugares comunes, como los anillos y las lentillas, la misma banda sonora [take me out tonight…], la soledad, el detenimiento en los más in-significantes detalles, y Hitchcock. Aunque también son otras, muchas, las referencias aquí insertas y diferentes: el artículo de Mónica Salomé, la música de Dominique A o Burgalat, la arquitectura moderna de la Casa Malaparte, o algunos de los principios teóricos traídos a colación, como, por ejemplo, el de Reversibilidad.

Estamos, entonces, ante un discurso articulado en torno a la e-numeración de en total siete pixelados, de los cuales el más significativo sea quizá el que aparece recogido en la imagen que cierra el libro: el papel higiénico moteado [WC Hostal Bristol], mapa de píxeles en los que leer una cifra, o la evidencia del azar. Un recuerdo desdramatizado y tierno de un pasado conjunto: un recorrido original por el interior de una intimidad que no pensaba o no quería pensar su fin, porque fin es una palabra que ahora mismo no comprendo. Una suerte de apología de la famosa sentencia latina carpe diem, quam minimum credula postero, cuyo sentido bien podría complementarse con la cita de Francisco Brines y los placeres vulgares.

Carne de píxel configura, así, una nueva entrega postpoética que integra, como las anteriores [pienso en Creta lateral travelling y en Joan Fontaine Odisea] arte, ciencia y tecnología. Un espacio de cohabitación intelectual donde la intertextualidad y el fragmento entretejen una red de significación que se multiplica incansable, alentando nuevas fórmulas poéticas y una nueva forma de tensión lingüística cercana a la convulsión de los significantes: transgénico zumo de lluvia en lágrimas.

Fernández Mallo propicia de nuevo una pulsión renovadora de la poética actual, a través de un poemario configurado de tal manera que en él la conjunción de elementos heterogéneos conforma una experiencia de difícil adjetivación, pero indudablemente hermosa.

 

JARA CALLES

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  1. Conforme en lo de la «difícil adjetivación», e incluiría yo hasta el acercamiento crítico. ¿Acaso tengamos que evolucionar una postCrítica para acercarnos a la postescritura? Lo dejo en el aire como onda de radio inalámbrica que busca antena que la capte.

    De todos modos, aparatos críticos a un lado, como le lea a usted lo de Roy Batty y el zumo de lluvia en lágrimas el Sr. Vicente Luis Mora, supuesto correligionario de Mallo, que no venga y le suelte su deconstructivo y rijoso poema sobre Blade Runner.

    Saludos.

  2. ¡excelente crìtica!

  3. […] escribiendo poemarios, como Joan Fontaine Odisea (La Poesía, Señor Hidalgo, 2005) o Carne de Píxel (DVD Ediciones, 2008), e impulsando la revista de creación contemporánea Casatomada [revista […]

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