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Mutaciones. Una nube de Tags

In Uncategorized on junio 5, 2008 at 1:31 am

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Fernandez & Fernandez La epifaniaScary Movie 3

Narrativa Mutante

El pasado noviembre la editorial Berenice sacaba a la venta Mutantes, narrativa española de última generación, una selección de piezas narrativas de veinte autores reunidos por los antólogos Juan Francisco Ferré y Julio Ortega, y considerados claves para la renovación del panorama literario español. La nómina de escritores correspondía al grupo más o menos incierto que viene fraguándose desde hace ya varios años, y que adquirió mayor visibilidad a raíz de la generalización en la prensa del título colectivo “Generación Nocilla”. Muchos de ellos (y otros que no tienen nada que ver) acudieron al encuentro de Málaga celebrado los pasados días 21, 22 y 23 de mayo, bajo el título “Mutaciones, tendencias y efectivos de la narrativa contemporánea”, organizado el propio Ferré con el patrocinio del Instituto Municipal del Libro.

“Mutaciones” ha contribuido a la consolidación de un término que viene aglutinando sentido desde que Juan Francisco Ferré lo acuñó en el artículo «El relato robado. Notas para la definición de una narrativa mutante», publicado en Quimera en 2003. Más adelante sería asumido por Vicente Luis Mora, quien lo trasladó a su libro La Luz Nueva*. La posterior antología Mutantes sirvió para aportar importantes piezas a este constructo teórico sobre la última narrativa española, y finalmente ha servido a Ferré para componer el encuentro de Málaga. Allí donde es hemos podido asistir al raro espectáculo de ver una teoría echarse a andar. Durante tres días, los autores han cobrado voz y corporeidad ante los ojos de los asistentes, volviendo a la narrativa mutante una cosa viva que evolucionaba y se contradecía en directo. Durante esos tres días, la teórica mutante ha tenido que soportar el peso de lo real, saliendo fortalecida en algunos casos, desmembrándose en otros.

Ferré organizó las mesas, agrupando a los escritores en torno a varios temas, y animándolos a participar en sus exposiciones desde un mínimo cuestionario común. Dueño del tiempo y responsable de muchas de las preguntas que se hicieron, fue el autor de “la cosa”, como él mismo la definió, con el mismo tono irónico y relajado que supo contagiar al resto del encuentro.

Los críticos los prefieren bien muertos y textuales, pues los muertos y los textos pueden poseerse, y son de cualquiera. Los de cuerpo presente, en cambio, solo se pertenecen a sí mismos y suelen recelar bastante de las versiones ajenas sobre su persona. El andamiaje de Málaga, en gran medida basado en las personalidades literarias de los asistentes, sufrió estragos por parte de aquellos que vinieron a desmenuzar las partes blandas del discurso que les había llevado hasta allí. Pero también se vio fortalecido por varios escritores que se reconocieron y quisieron contribuir ampliando en sus intervenciones las líneas propuestas por Ferré. Ambas vocaciones, constructivas y destructivas, mejoraron visiblemente la visión inicial. Se sanearon varios presupuestos inconsistentes y azarosos, desmontando relaciones ad hoc entre los asistentes e invalidando posibilidades para una teoría consensuada. Fue una criba necesaria que dejó al desnudo el pequeño reducto de pilares sólidos, y hasta verdaderos, del discurso teórico compartido entre los pocos escritores que podemos llamar mutantes. Y es que la tentativa tradicional de juntar a los escritores puede tener muchas motivaciones, pero solo unas pocas tienen que ver con la literatura.

*Texto corregido. Más información en comentarios.

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Tradicionalidades

Tradicionalidades

Narrativa contemporánea y tradiciones literarias fue el título de la primera mesa del encuentro en Málaga, donde se reunió a Menéndez Salmón, Andrés Reina, Lolita Bosh y Gabi Martínez, coordinados por Juan Francisco Ferré, quien ya en su introducción se encargó de poner en cuarentena los puntos de partida habituales en este tipo de debates. Empezó Ferré cuestionando el propio concepto de tradición literaria, y aclaró que las influencias actuales de los escritores provienen de todos los campos de la cultura y no solo de la literatura. Sin embargo, no tardaron las personalidades fuertes de la mesa en imprimir un estilo más conciliador con las posturas típicas de la historiografía.

Lolita Bosh ofreció la respuesta más exhaustiva. Comenzó hablando de su infancia, y citó los nombres de muchos escritores [Dickens, Eric Clayton, Hermann Hesse, Bardbury, Bakunin, Monsivais]. Explicó como en el año 1994 se marchó a México, donde ingresó en una universidad socialista de profesores del exilio español, a los que considera maestros de su formación literaria. Bosh reafirmó su pertenencia indiscutible a una tradición, mexicana y apegada al grupo intelectual del exilio, y realzó las diferencias con el background de otros escritores de su generación afincados en Barcelona; no tuvo televisión durante muchos años, apenas ha ido al cine y prefiere la literatura del Este a la anglosajona.

Menéndez Salmón intervino para deconstruir el breve cuestionario que Ferré les había entregado previamente. Dejó claro que la literatura nunca ha estado adormilada, ni desactivada, y que sigue ostentando el gran poder de nombrar al mundo, pues quien es dueño del discurso está capacitado para dominar la experiencia. Argumentó además que no existe desfase entre los resultados de la literatura actual y la velocidad a la que el mundo se sucede. La gran literatura, dijo, desentraña el mundo actual más deprisa que la ciencia, y puso como ejemplo Ruido de Fondo, una novela de De Lillo que se adelantó a su propio tiempo. La contundencia y brillantez de Menéndez Salmón arrancaron los aplausos más encendidos, si bien José Luís Brea supo sacarle los colores al viejo estudiante de filosofía, al poner en evidencia la superficialidad de algunos de sus categóricos argumentos.


Sus intervenciones, unidas las de Gabi Martínez y Andrés Reina, cayeron sobre una platea donde se contaban más escritores que público propiamente dicho. Esta sobreabundancia y el apasionamiento de un debate que se contagió a la mesa posterior, provocó cierta atmósfera de logia masónica que sin duda disfrutamos los cuatro privilegiados que asistíamos en condición de testigos mudos. Se notaba que los escritores se movían en el cómodo terreno de las polémicas históricas, aquellas para los que todos, de una u otra manera, habían elaborado sus propias respuestas. Luego, en las jornadas posteriores, se dejó sentir la ausencia de disputas con tanta tradición en torno a, por ejemplo, literatura y cultura de masas, o literatura y ciencia, lo que sin duda hubiera contribuido a encender los ánimos tanto como el primer día.

La mesas ulteriores sí dieron la razón a Juan Francisco Ferré, sacando a colación numerosas referencias culturales externas al sistema literario, y confirmando que los mapas estéticos de nuestra época se conforman partir de la hibridación de todo tipos de lenguajes culturales y artísticos. Por eso deberíamos preguntarnos qué sentido tiene organizar un encuentro donde solo participan escritores cuando precisamente la filosofía subyacente al encuentro viene a contradecir ese planteamiento. Lamentablemente vivimos en un mundo heredado, donde prevalecen las categorías estancas de las artes y el conocimiento, y se necesita mucha voluntad, trabajo y talento para generar dinámicas enfrentadas a este fatum de la cultura. Sin duda Juan Francisco Ferré consiguió mucho en este sentido al animar a los escritores a hablar de arte contemporáneo, ciencia o tecnología, pero aún así resultó insuficiente. Un evento que pretenda reivindicar la esencia artística de la contemporaneidad debería siempre mezclar artistas y agentes de varias disciplinas.

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+VIP=-BIP

+VIP=-BIP

El encuentro de Málaga trató de reunir a algunos de los narradores españoles más innovadores de los últimos tiempos, pero en la forma tuvo mucho de congreso de los de toda la vida. Alfredo Taján, director del Instituto Municipal del Libro, y Juan Francisco Ferré, optaron por el formato convencional, invitando a los escritores a buenos hoteles y restaurantes, y proponiendo la publicación de un libro con los textos que leyeron algunos de los participantes. Se debería apreciar la voluntad política de Taján quien, como recordó Vicente Luís Mora, se ha decidido a promover un evento cuyas coordenadas artísticas difieren mucho de las suyas. Pero también hay que advertir que, en este caso, las decisiones conservadoras no fueron las más inteligentes, al menos si la pretensión era dotar al encuentro de la mayor relevancia posible.

El tema del dinero nunca se trata abiertamente, y es difícil saber si estaba en la mano de los organizadores evitar esa falta de originalidad. Pero parece obvio que una pequeña página Web para colgar los textos, y sobre todo un podcast de las sesiones, hubiera multiplicado la difusión exponencialmente. En vez de eso, dentro de varios meses se publicará un libro que reunirá las ponencias que llevan colgadas en la Red una semana, y que presumiblemente pasará a engrosar ese desolador paisaje de libros institucionales cuyo único destino es robar espacio a sus accidentales propietarios. Ciertamente se ignoró Internet como medio de difusión, y también como aspecto fundamental de la actividad literaria de los escritores allí reunidos, aún siendo una de las característica definitorias de las mutaciones de la narrativa actual.

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Ríos Perdidos

Rios Perdidos

La intervención de Javier Calvo resonó con especial importancia ante la ausencia inesperada de otras reflexiones acerca de Internet y literatura digital. El autor se confesó agotado del proceso de edición habitual, consistente en transferir un manuscrito a una editorial, vender cinco mil copias y vuelta a empezar. De esta sensación de estancamiento surgió Ríos Perdidos, un proyecto de intervención en dos espacios públicos de Internet: Blogger y My Space, que definió como dos plazas públicas abiertas día y noche, cuya escasa operatividad les confiere sin embargo un enorme tránsito. En términos de contenido, Ríos Perdidos pretende ser “una lectura partisana del casco antiguo de Barcelona y también la escritura de una mitología de resistencia contra las intervenciones institucionales de la zona”. Calvo considera el proyecto como su primera labor literaria no dirigida a la publicación en libro, y rechaza la idea de que la literatura digital sea marginal, aludiendo a las miles de visitas recibidas en sus sites, que considera un medio para escapar de las dinámicas comerciales de la literatura. Un vistazo superficial a ríos perdidos.com revela que el proyecto es demasiado reciente como para valorarlo, aunque su declaración de intenciones fue esperanzadora.

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La España política

La España política

El encuentro de Málaga confirmó la total internacionalización de las influencias de los escritores asistentes, todos españoles con una sola excepción. Lolita Bosh se declaró heredera de Dickens, Hesse, Bakunin, Juan Rulfo, de los maestros españoles del exilio mexicano, de la literatura del este de Europa… Gabi Martínez citó a Unamuno, Foster Wallace, Josep Pla, a los naturalistas franceses… Mendénez Salmón habló entre otros de Pierre Michon, Coetzee, Shirley, Pinkler, Joao Gilberto Moll… Germán Sierra trajo a Harry Mathews, Jeff Noon, Michael Joyce, Catherine Heigl… Se asestó así un nuevo golpe contra la tradición cadavérica de la cultura nacional retroalimentada, pero también se escenificó la misma paradoja presente en la antología de Berenice Mutantes. Narrativa Española de última generación. Ambos eventos han proclamado la globalización de la experiencia cultural de los escritores como argumento para defender una teoría sobre un grupo exclusivamente español. ¿Tiene un congreso o una antología nacional capacidad alguna para representar una realidad literaria contemporánea?

Lo que sí demostró el encuentro fue que a nadie le interesa hablar ya de España, sino exclusivamente como realidad política y económica a la que tensionar. España se configura como el lugar común de la insatisfacción social y cultural, y desaparece como espacio de una humanidad intrínseca compartida. Aunque se habló poco del sistema literario y mucho más de literatura, España absorbió las críticas de los asistentes, canalizándose hacia ella los discursos de disconformidad política y militancia. Gabi Martínez declaró que a partir de los 90 en España se había perpetuado una polarización entre el mercado y los escritores independientes, y calificó la literatura española como conservadora y ensimismada. La mayoría de los libros, dijo, parecen haberse retirado de la actualidad. Colomer señaló que el discurso de la Generación Nocilla es el más interesante porque es el único que hay en el país, pero que sin embargo ha servido para marginar a otros escritores. Dijo echar en falta a los francotiradores, a los activistas de la literatura. Jorge Carrión afirmó estar interesado en poner en crisis los contextos nacionales donde se inserta su obra, y recordó las intenciones de su libro GR83, donde se aborda el problema del diálogo intergeneracional como correlato del diálogo entre disciplinas expresivas, y el papel que la generación formada intelectual y sentimentalmente durante el franquismo ha jugado en la construcción de una industria de la memoria hacia el fin de la transición.

Pero fue Manuel Vilas quien capitalizó “España” en su intervención, con intenciones miméticas a las de España, su última novela. Dijo Vilas que él había empezado a escribir con ánimos neorrománticos y metafísicos, y poco a poco se había convertido en un escritor político, entendiendo la política como todo lo que supone una ordenación de la realidad o tiene sustancia política. Manifestó su interés por el tema de ETA, que apenas aparece en la literatura, y también por el de la identidad nacional. Habló además de anomalías en la construcción del canon español, que además es poco relevante a nivel internacional, quizás por la escasa relevancia de la sociedad nacional. Una sociedad gris, caída, poca cosa, dijo Manuel Vilas, con un tono que arrancó carcajadas a Lolita Bosh, que luego se contagiaron al resto de los asistentes, la sala entera descojonada de pura tragedia.

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El sujeto corporación

El sujeto corporación

Eloy Fernández Porta intervino para hablar del sujeto contemporáneo entendido como corporación, ofreciendo un adelanto de su próximo proyecto hecho de “porno emocional”. Contó un ejemplo (copiado a vuela pluma):

<<Yo como usuario quiero adquirir un producto: un ser humano. Pretendo acceder a un sujeto con fines lúbricos, para lo que entiendo que es necesario un proceso de adquisición. Ese producto se diferencia del de rastrillo en que el del rastrillo carece de psique. El proceso de adquisición es un producto de tres discursos que confluyen: psicología social, psicoanálisis y psiquiatría. Al adquirir ese producto y en un primer momento de aproximación, mi manera de entenderlo está dominada por la psicología social, condicionado por referentes culturales estéticos. Mi aproximación sucede con una red debajo que funciona como conjunto de criterios como, por ejemplo, que las pijas valen la pena y las tontas no y así hasta un montón de criterios. Los criterios de psicología social son muy espontáneos, su discurso es el más optimista.

El proceso de adquisición tiene una segunda fase. Cuando decido que el producto realmente me interesa. Doy un salto de la psicología social y simulo que existe un factor individual, irreductivo, que está por encima de los rasgos colectivos, saltando de la psicología social a la psicología propiamente dicha. Pero es un error, un salto sin red.

Después de un estado de enamoramiento damos un tercer paso, a un momento psiquiátrico, que da lugar a un momento más conflictivo, donde se descubren los defectos de fábrica. Entonces descubrimos cuán equivocados estábamos respecto a ese producto.>>

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Scary Movie 3: ¿Nueva narrativa?

Scary Movie 3

Para Jordi Costa, las películas del tipo Scary Movie se parecen en su estrategia al postmodernismo literario. En ambos casos se dan discursos de segundo grado o de tercer grado, discursos pegados a un referente, a un repertorio de mitologías compartidas entre actor y receptor. Es habitual en esas películas transformar las convenciones de estilo de un género o subgénero en arbitrariedades ridículas (como, por ejemplo, en las escenas románticas ralentizadas de Agárralo como puedas). Costa habló de Casi 300 como la decadencia definitiva de este tipo de películas paródicas, al funcionar como acta de devaluación jerárquica de la cultura de la imagen. Para Costa, en estos territorios del cine desprestigiado es donde se nota –sobre todo en sus incorrecciones – elementos muy próximos a productos culturales vanguardistas como la nueva narrativa.

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Fernández & Fernández

Fernandez & Fernandez

Corría el rumor de que Afterpop, la performance de Eloy Fernández Porta y Agustín Fernández Mallo que cerró el encuentro de Málaga, se programó en el último momento para sustituir la ausencia que dejó Vicente Verdú al declinar su invitación. No deja de tener cierta carga simbólica que un asentado macho de lomo plateado se apartara para dejar paso accidentalmente a una propuesta que trasgredió todas las convenciones de lo literario.

Fernández Mallo lo calificó en su blog de “espectáculo Video-Jockey”. En la primera planta del MUPAM, en una sala de exposiciones vacía, con una barra de bar exenta en el lateral y una pared de cristal al fondo que dejaba ver el tráfico nocturno de la avenida Cervantes, se instaló una gran pantalla de plasma, un par de altavoces y una mesa donde se sentaron Fernández & Fernández. Sobre una base de música instrumental (Broadcast, Joy Division, Migala, muy variopinta), fueron mezclando videos del YouTube y leyendo sus textos, alternativamente. Mientras uno leía el otro mezclaba el video y la música, y viceversa. La voz armonizaba con el ritmo de las canciones pero sin metro o rima alguna, callando de vez en cuando para dejar hablar a la imagen y la música, o repitiendo pequeños conceptos a modo de estribillo. Los escritores se mostraron auténticos, sin rasgo alguno de impostura interpretativa. Más bien actuaron como vocalistas de una banda; integraron su estética textual con su personalidad real, fusionando su arte con su fisicidad y su directo.

La literatura se volvió escénica o lo escénico se volvió literario, lo mismo da. Los autores y el comisario del acto pueden estar seguros de haber perpetrado algo excepcional, al margen de la costumbre, que anuncia un apasionante camino a la futura experimentación. En la era de la reproductividad digital y la imagen, las artes han sido llamadas a la performación y la materialidad. Por eso la literatura, sin grandes capacidades para reflejarse visualmente o hacerse directo, se ha movido hasta ahora como un patito feo dentro los discursos estéticos contemporáneos. A nadie se le debería escapar el potencial de propuestas como afterpop, literarias, performativas y visuales, que integran el discurso textual en el espesor de signos propio de la recepción actual, devolviendo la literatura al curso de la hipermodernidad.

El afterpop tiene capacidad para introducir la literatura en medios habitualmente hostiles, como una sala de conciertos o un festival de música dance [zona chill-out, claro], pero también sirve para rescatar el evento literario de las manos temblorosas y moteadas del academicismo, el intelectualismo snob y la cursilada editorial. Finalmente si a algo se parece es al efecto de la cocaína: el audio y el video agrandan el impacto emocional de las palabras, contribuyendo a un placer superficial, a la facilidad adictiva de leer escuchando. El emisor se implica más en la producción quinésica y prosódica de sentido, recobra de lo vacuo una trascendencia olvidada.

A mí me pareció algo chapucero que utilizarán un navegador Firefox para mezclar videos del YouTube, en vez de capturarlos y usar un programa de video-jockey (una consola sí que daría plasticidad). Luego Pablo [López Carballo] me dijo que esta utilización monitorizada de recursos de usuario no dejaba de aportar cierto significado al asunto. Desde luego armonizaba bien con la lógica descarada y carente de complejos que se necesita para atreverse con el afterpop, híbrido entre la cultura DJ y la literatura, video arte, performance, y navegación íntima en Internet. Durante cincuenta minutos, la diferencia entre lo superficial y lo profundo dejó de tener sentido.

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Punk journalism

punk journalism

Robert Juan Cantavella explicó una importante estrategia del personaje de su próxima novela: el punk journalism. Comenzó argumentando a favor del aportaje, un no-reportaje donde no existe un pacto de veracidad entre el lector y el periodista, sino un pacto de sospecha. El periodista no está obligado a certificar la autenticidad de lo que cuenta, ni a ofrecer respuestas. “En un aportaje la veracidad de un hecho nunca depende de algo tan grosero como un pacto alevoso entre el escritor y el lector. Es mucho más complejo y más sencillo. Debe quedar demostrado en la escritura. Eso es todo”. En la misma línea, Cantavella explicó como el punk journalism es una forma bastarda del old journalism: “al punk journalism no solo le importan las elegantes trampas de la narración realista sino también otras menos respetables que tienen que ver con la pura fabulación, la parodia maliciosa, la especulación kamikaze (…) el punk journalism también trafica con mentiras, porque sabe que lo que está diciendo es verdad”.

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Dar en el blanco

dar en el blanco

Agustín Fernández Mallo habló, mientras se tomaba una Fanta de naranja, de fórmulas para determinar la existencia de vida en otros planetas, de cálculos sobre la gravitación terrestre alrededor del sol y de alguna que otra analogía entre literatura y balística:

<<Dar en el blanco: ¿Qué significa dar en el blanco? Es cuando las dimensiones del proyectil son más o menos las de la dimensiones del blanco. En la novela das en el blanco cuando el producto que tú emites está más o menos en el orden de magnitud al que la sociedad va dirigido. Entonces hace impacto poético. Dado que la sociedad es compleja, las novelas deben ser complejas, que no complicadas.(…) Y hoy para estar en esa escala de impacto poético es necesario utilizar el modelo social en que vivimos, la red, el modelo de red. Red horizontal. Mapa. Y móvil, red móvil. Unos nodos ubicuos unidos por links estirables, links de chicle. Pasamos de un modelo de literatura Inmueble a literatura Mueble. >>

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Heno 95 sin plomo

Heno 95 sin plomo

La mesa “narrativa, ciencias y nuevas tecnologías”, la última de las celebradas en Málaga, contó con la participación de Vicente Luis Mora, quien se preguntó por qué las mismas personas que reivindican tecnología punta para su coche y para sus medicamentos, se conforman luego con producciones culturales anacrónicas y desfasadas, deslegitimando la vanguardia como concepto y las manifestaciones de tecnología literaria punta. Y continuó:

<<Es incomprensible que personas que se comunican con teléfonos móviles y correo electrónico lean novelas escritas con tecnología del siglo XIX, como si intentasen echar gasolina a un carro de heno. Creo que si esas personas quieren lo último en lo que de veras importa, como en los medicamentos, etc, y en cambio en cultura se conforman con cualquier cosa, preñada de cierto retraso temporal, quizás sea porque en el fondo no valoran demasiado la cultura.>>

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La novela en la era de la base de datos

La novela en la era de la base de datos

Germán Sierra se acercó al encuentro de Málaga para dar un breve apunte sobre su artículo “la novela en la era de la base de datos”. Comenzó argumentando que algunas de las verdades más profundas no se refieren a la naturaleza de las cosas en su individualidad sino a los procesos de organización. Desde ahí pasó a analizar los objetos producidos por los nuevos medios, que en gran parte carecen de desarrollo o temática que organice sus elementos en una secuencia, lo que quiere decir que cada elemento es igual de significativo como cualquier otro. Según Germán Sierra:

<< La era de los ordenadores ha traído una alternativa a la narración: la base de datos. Como forma cultural la base de datos expresa el mundo como una lista de elementos. En contraste la narrativa crea una trayectoria causa-efecto de elementos aparentemente desordenados. Por lo tanto: narrativa y bases de datos son elementos naturales. (…) La narrativa y base de datos son dos modos de aportar significado al mundo perfectamente compatibles e imprescindibles para el desarrollo de una estética verdaderamente contemporánea. Esto sucede en los video-juegos, por poner un ejemplo muy evidente. (…) Existen modos de conciliar la narrativa argumental a la que estamos acostumbrados y la forma simbólica de la base de datos. Creo que esto forma parte del proyecto de muchos autores que estamos aquí presentes. >>

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La epifanía

La epifania

Javier Fernández quiso desmarcarse del enfoque inicial de la mesa “narrativa, ciencias y nuevas tecnologías”, aclarando que, aunque científico de formación, quiso dedicarse a otra cosa por su cansancio del método científico, así que su cariño a la ciencia no es excesivo. Para Fernández la tecnología es un aporte de aquello que existe, pero él no se basa en ella para escribir, sino más bien lo hace inspirado por la naturaleza humana, siguiendo a Faulkner, y por la intención política y su deseo de levar al lector hacia una determinada idea del mundo, tal y como enunció Orwell.

Javier Fernández también habló brevemente de Cero Absoluto, un libro de ciencia ficción que en la presentación fue calificado por el coordinador Juan Francisco Ferré como uno de los más serios del género escritos en España. Explicó como allí se narra el último hito de la evolución humana. Si el último gran acontecimiento había sido la desaparición de los neandertales a manos de los cromañones, él plantea un choque evolutivo entre el hombre y un nuevo ser fruto de la tecnología y la evolución natural. El título del libro sirve como metáfora, pues en esa sociedad futura la cohesión absoluta entre individuos también ha producido una frialdad absoluta entre ellos.

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Gin Tonic

Gin Tonic

Confirmamos que la bebida oficial mutante es el Gin Tonic con algunas digresiones hacia el cuba libre en vaso largo. Siguiendo a Vicente Luis Mora (los escritores mutantes se ponen la mar de interesantes a partir de las tres de la mañana) quisimos acompañarles durante un tramo de la noche malagueña, tratando de capturar algo de esa mesa en la sombra que paradójicamente fue más luminosa que algunas de las celebradas en el MUPAM. Según cockatilblogia.com, el Gin Tonic es uno de los cócteles menos reconocidos. Según Wiston Churchill, ha salvado más vidas y más mentes que todos los doctores del Reino Unido juntos.

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En la red

En la red

Muchos de los autores participantes en el encuentro de Málaga han colgado sus intervenciones en la red. Jorge Carrión habla de la máquina imperfecta del taller del escritor. Manuel Vilas ofrece un decálogo. En Ríos Perdidos, el blog de Javier Calvo puede leerse el planteamiento de su proyecto. La conferencia de José Luis Brea, Telepatía 2.0 puede leerse vía Google. Próximamente aparecerá la conferencia de Agustín Fernández Mallo en El Hombre que salió de la tarta Otros sites de autores participantes son Diario de Lecturas (Vicente Luis mora); Germán Sierra Web (Germán Sierra), y los videos de Robert-Juan Cantavella en YouTube.

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Podcast

Podcast

Fernández & Fernández: Afterpop

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(Si no puedes escuchar los podcast, aquí tienes la lista de reproducción)

Mesa Narrativa contemporánea, ciencias y nuevas tecnologías

Agustín Fernández Mallo

Vicente Luis Mora

Germán Sierra

Javier Fernández

Juan Francisco Ferré

(Si no puedes escuchar los podcast, aquí tienes las lista de reproducción)

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MIGUEL ESPIGADO

  1. Hola Miguel. Enhorabuena por tu estupendo resumen. Me gustaría añadir unas palabras al resumen que haces de mi intervención. Dije que nos interesaba la literatura norteamericana porque nos interesa la sociedad norteamericana. La combustión de esa sociedad americana es el origen de toda esa literatura que nos gusta. En ese sentido, la combustión de la sociedad española puede parecer poco interesante. Por otra parte, dije también que el canon de la literatura española del siglo XX no era muy brillante, y que la responsabilidad de la construcción de ese canon poco atractivo la tienen los historiadores y los críticos de la literatura española. Por ejemplo, cuando esos historiadores deciden que Dámaso Alonso es un gran poeta y es canónico, esa decisión tiene consecuencias de todo tipo. Cuando deciden que Miguel Delibes es un gran narrador español, lo mismo. El canon que sale es de su responsabilidad. Mía no es esa responsabilidad. Que carguen con esa cruz que arroja el saldo de una literatura nacional que no tiene relevancia internacional. Un abrazo, y felicidades por el bolg, que es magnífico.
    Manuel Vilas

  2. Hola Miguel,
    Leyendo tu comentario acerca de mi crítica a la ponencia de Ricardo Menéndez Salmón en las jornadas Mutaciones de Málaga me queda la duda de si me expresé bien.
    En realidad, a mí su ponencia me pareció magnífica, y así creí transmitirlo. Digamos que de los tres apartados que expuso, en dos me sentí completamente identificado: tanto el que defendía la necesidad de la literatura como expansión del campo semántico, como su apuesta por la literatura (parafraseando la deleuziana por la filosofía) asentada en su potencia minimizadora de la extensión de la estupidez.
    Únicamente manifesté mis dudas en cuanto a la tercera cuestión que abordó, la segunda en el orden de su exposición. Ésta tenía que ver con las velocidades recíprocas de realidad y literatura y si ésta tenía capacidad de anticiparse sobre aquella. Mi crítica –mi pregunta- no se refería a su posición, que de nuevo comparto (digamos, la convicción de que la literatura puede y debe adelantarse a su tiempo, y si no no es nada), sino a los ejemplos que eligió para mostrarlo, que a mi modo de ver se quedaban en la superficie de los puros acontecimientos (el ejemplo del terrorismo me pareció, en efecto, facilón).
    En cambio, mi punto de vista –si entendí bien la respuesta de Ricardo, compartido- es que la literatura o el arte si algo han de ser es potencia de trabajo en la prefiguración de un orden del discurso, en la institución de un universo simbólico, en la conformación de un espacio de la representación, que no es el “ya existente”, sino uno que late por debajo con la fuerza de lo que Rancière llamaría un inconsciente estético –o quizás mejor diría, un inconsciente político.
    Me temo por tanto que no debí expresar muy bien mi posición, porque lejos de ser una especie de enmienda a la totalidad de su ponencia fue como mucho una pequeña crítica a la elección de unos ejemplos que en su conjunto me parecieron banales en comparación con la altura de la idea que pretendían avalar.
    Un abrazo,
    José Luis Brea

  3. Me sumo a la enhorabuena de Manuel Vilas, y te agradezco que te hayas encargado de un trabajo online que, estoy totalmente de acuerdo contigo, debería haber sido una parte esencial del encuentro. Sé por experiencia que organizar estas cosas es ya de por sí bastante más difícil de lo que parece, ya que las instituciones que las financian suelen tener una idea muy convencional de los eventos. De todos modos, espero que en próximas ocasiones podamos sacar más partido de los medios electrónicos.

  4. A mí no me gusta nada internet, es un atraso. Saludos, Miguel.

  5. Antes de entrar a valorar muchas de las interesantes cuestiones que planteas, quiero aprovechar esta ocasión para agradecerte tu interés, perspicacia y complicidad en todo este asunto de los mutantes, afterpops y demás nocilleros. Ojalá vuestro gesto (ahora me dirijo a todos los integrantes de afterpost, interesados, perspicaces y cómplices también) sea expansivo y contagioso. Hacía tiempo que no veía gente tan joven, tan curiosa de la novedad y tan bien preparada para distinguirla. De verdad. Entro en materia con un decálogo trunco à la Perec.

    1. Siento insistir en este detalle otra vez, pero el concepto de mutante, narrador mutante y demás mutaciones lo acuñé en un artículo (“El relato robado. Notas para la definición de una narrativa mutante”) publicado en Quimera en diciembre de 2003 dentro del estupendo dossier coordinado por Eloy sobre narrativa norteamericana (previamente, había sido una conferencia leída en Ámbito Cultural de Málaga en febrero de ese mismo año). Y así lo hace constar en nota a pie de página Vicente en La luz nueva para que no haya lugar a dudas. Ni que decir tiene que no estoy afirmando con ello derechos de uso exclusivo sobre el concepto, sino mostrando que mi uso del mismo es todo menos mimético u oportunista, como se ha llegado a tildar. Que lo usen otros, me parece normal y deseable, pertenece a todos (forma parte ya del acervo literario contemporáneo si quieres), pero que se insinúe, como se ha hecho en ciertos foros acerca del libro Mutantes, que trato de aprovecharme de una supuesta moda lingüística iniciada por otros me parece, además de intoxicante, malintencionado. Quede aclarado de una vez por todas (espero).

    2. Reunir escritores y no artistas de otros campos y al mismo tiempo postular la determinación cultural, plural y mestiza, que padecen o gozan esos escritores, es un gesto de perfecta coherencia. ¿Por qué? Porque se trataba precisamente de establecer las coordenadas en que se mueven esos escritores, con independencia de que las mismas no sean sólo específicamente literarias. Que algunos de los presentes optaran por marcar una línea estupenda y sólo hablaran de literatura es una prueba de la libertad con que pudieron expresarse. Ahora bien, entiendo perfectamente, porque lo he padecido a menudo, el problema que supone oír a un escritor hacer protestas de hiperliterariedad en su obra (citando autores canónicos como exclusiva referenbcia) sabiendo que le han influido más las películas de Fincher, los Coen o Tarantino, pongo por caso. Esto es también revelador de un status quo donde es más fácil esconder lo que de antemano se considera que podría enturbiar la pureza de la recepción de su obra en ciertos círculos que el autor considera prioritarios. En una entrevista radiofónica reciente hablé no hace mucho de que el efecto mutante iba a equipararse pronto con el gesto de “salir del armario” en otros contextos. Declararse mutante es salir del armario cultural que hace del escritor un seudointelectual de la vieja escuela, que sólo ve la tele para distraerse, oye música para procurarse emociones que pronto espera rentabilizar sentimental o sexualmente en la realidad, y películas por inercia ociosa o para llevar a la novia o novio a algún sitio que no sea la cama, por no hablar de Internet. Por tanto reunir artistas cum escritores hubiera sido nocivo pues habría impedido generar un mapa cognitivo, con tantos déficits o superávits como quieras, pero bastante ajustado a lo que hay en el “armario” de la narrativa española actual.

    3. Lo mismo te digo en cuanto al DNI o pasaporte de los participantes. Es un error reprochar a Mutantes o a Mutaciones que abriéndose a la globalización quiera reconocer al mismo tiempo la cartografía identitaria desde la que es posible entender qué están haciendo un grupo de individuos que se dedican a escribir en una lengua determinada, con un paisaje mediático, educativo y cultural tanto como económico o sociopolítico determinado. No entiendo por qué si no nos ha molestado nunca la etiqueta norteamericana o argentina cuando se trata de colonizar el mercado editorial español, sí nos molesta en cambio que se use críticamente una etiqueta nacional que responde a parámetros que sería de ciegos desconocer. Desgraciadamente, las literaturas siguen respondiendo a determinaciones nacionales en cuanto al territorio o campo que definen, no así, como anunciaba en el prólogo a Mutantes, en lo que los escritores hacen, precisamente. Es en las obras donde no cuentan o no deberían contar los gentilicios. Si nos negamos a esto en nuestro contexto, no entiendo muy bien por qué no empezamos a tratar entonces a David Foster Wallace, a Chuck Palahniuk, Víctor Pelevin o Michel Houellebecq, por poner tres ejemplos afines, como a autores nacionales ya que para muchos de nosotros (al menos para mí) son mucho más cercanos y consanguíneos que muchos autores nacidos en suelo ibérico. Mientras tanto, yo me siento orgulloso de formar parte del mismo cuadro espaciotemporal en que se inscriben la mayoría de los escritores invitados (y algunos que no lo fueron por razones diversas). Tiene los mismos problemas que yo, han padecido la misma realidad que yo y han tratado de proporcionar soluciones provisionales con sus obras a todo lo que vivir en un país como éste significa o supone. Nos guste o no. Un gesto como el de la Nocilla, los afterpops o los mutantes, como estrategia, carece de sentido, en este momento, en otras literaturas. Aquí es donde era necesario meter los pies en el plato y agitarlos con todas las fuerzas, como proponía el bueno de René Crevel. Con independencia de todas las afinidades y enlaces que podamos encontrar, con o sin la mediación de la telepatía, con escritores y artistas de otros ámbitos y regiones del intelecto.

    4. Sobre el lado institucional que criticas, a mi modo de ver injustamente, te diré que es muy difícil que una institución de estas características asuma un encuentro de este tipo sin que sea necesario acomodarla a formatos más o menos convencionales. No obstante, creo que en este caso lo conservador, por una vez, se mostró inteligente. No es el caso de muchas instituciones supuestamente progresistas el acoger con tanta comodidad y predisposición una propuesta de este tipo (hoteles, restaurantes y demás lujos africanos sirvieron, sin ningún género de duda, para engatusar a los mutantes y enseñarles el paraíso que les aguarda en cuanto acepten las propuestas millonarias que las grandes editoriales no tardarán en hacerles). En lo único que no puedo discutir contigo es en lo de la página web y la cobertura cibernauta. Lo propuse y se entendió que era demasiado complejo para la institución hacerse cargo de ello. Lo haremos, con seguridad, el año que viene. De todos modos, sabiendo que veníais los de afterpost, respiramos aliviados.

    5. Y perdona que te corrija de nuevo: un encuentro de escritores constituido como éste dista de ser lo habitual o lo rutinario. Cuatro mesas redondas temáticas (tradiciones literarias-arte y cultura de masas-políticas discursivas-ciencia y nuevas tecnologías) + una conferencia transversal de un reconocido teórico y crítico de arte (no de literatura, ojo) + la sesión VJ de Eloy y Agustín, no me parece una fórmula demasiado convencional. Me hace gracia que en un panorama tan esclerotizado como el nuestro, donde la mayor parte de la gente activa trabaja estándares rutinarios y estadísticamente previsibles, se acuse a esa propuesta de escasamente imaginativa (ojo, tampoco pretendo que pase por original). He ido a bastantes congresos de este tipo como para decirte que no tienes razón, aunque sin duda tus críticas contribuirán inevitablemente a mejorar el producto, como dijo el pragmatista del capital al teórico de la revolución.

    6. La sesión de VJ no se montó deprisa y corriendo, ni fue una actividad pensada para rellenar nada. Verdú iba a clausurar las jornadas, es cierto, del mismo modo que también, antes que él, lo iba a hacer Houellebecq. Desgraciadamente éste dijo que las fechas le iban mal y aquél después de decir que sí, dijo que no por la necesidad de promocionar su nuevo libro en México. Incidencias normales en cualquier encuentro o curso de esta naturaleza (¿?). Pero la magnífica (aunque tecnológicamente mejorable, no cabe duda) sesión de Agustín y Eloy tuvo cerca de un mes y medio para prepararse. Y no lo digo para justificar errores o problemas sino para ensalzar la capacidad de trabajo y la seriedad de ambos (su alto nivel de creatividad ya está sobradamente probado) y, en segundo lugar, la ausencia total de improvisación en la organización de la clausura del encuentro. Te puedo asegurar que en todo momento la consideré la clausura más adecuada y, una vez concluida, me alegré enormemente de habernos arriesgado (¿?) los tres a programarla (yo) y realizarla (ellos).

    7. Tienes toda la razón: a partir de las tres no, quizá de las cuatro o cinco de la mañana, con mayor exactitud, los nocillas mutan en afterpops o se transmutan en afterhours directamente y sin complejos de superioridad o clase intelectual. Y es el mejor momento, sin duda, para sorprenderlos en un renuncio o en un disparate.

    8. En todo caso, si algo quedó claro de todo esto fue redefinir las categorías de la nueva narrativa: Nocillas (esto es, categoría mediática), Mutantes (esto es, categoría cultural, implicando lo social y lo tecnológico, lo biopolítico) y Afterpops (esto es, categoría estética o teórica). Ojalá muchos cursos académicos de este verano lograrán dilucidar el ente con tanto tino…

    9. Muchas gracias, Miguel, por tus inteligentes críticas y comentarios aquí y durante el encuentro, las tendré en cuenta en el futuro (para no invitarte más, por supuesto, como diría un caciquillo cultural de los que abundan en tantas instituciones). Seriamente, Miguel, la gran frase del encuentro te corresponde por méritos. Fue cuando dijiste a los integrantes de la mesa de Ciencia (incluido el moderador inmoderado, sorry my friends) que todos ellos, como escritores, “te habían reconciliado con lo artificial” (sic). No se puede decir mejor. El resto es silencio (de biblioteca, de hemeroteca o de ciberespacio, según los gustos o disponibilidad de cada uno).

  6. Miguel, te felicito por este resumen tan currado, del que ya he dado cuenta en mi blog.

    Lo que dice Juan Francisco es así: lo de «Afterpop Fdez&Fdez», no fue impovisado ni mucho menos, y trabajamos con 2 meses de antelación. Eso sí, era la primera vez que lo hacíamos en público.

    Por otra parte, respecto a lo de los vídeos. Es que nos gusta que sea vea todo ese «spam» (como lo definíó Vicente), toda esa información basura que aparece cuando abres y cierras ventanas en el ordenador, las tripas de los mecanismos por los que llegas a una imagen, en vez de llevarlo perfectamente editado; es una de las cosas que nos hacen gracia y que abundan en la filosofía de la que venimos hablando.
    Un saludo y gracias.

  7. Robert Juan-Cantavella ya dejó bien explicadas las falacias del pacto de fidelidad del periodismo al uso. Ninguna versión es auténtica, y quizás lo único cercano a la verdad sean las contradicciones que genera la suma desordenada de todas las versiones. Nosotros, desde nuestra posición de críticos blogueros autoproclamados (esto es una redundancia) solo podemos agradecer los comentarios de los escritores que asistieron al acto, que vienen a corregir muchos aspectos de las versiones que el texto (como texto que es) produce. Nos hace mucha ilusión contar con la atención de algunos de los autores que más nos han interesado en los último tiempos. Gracias, de verdad.

    José Luis, sin duda el que se ha expresado mal he sido yo. A mí lo que me divirtió fue la forma en que Salmón se azoró con tu puntual intervención. Creo además que dejó ver una faceta suya muy saludable, humana y humilde, que nadie habría intuido (y he aquí lo divertido, e incluso entrañable) del tremendo Salmón de minutos anteriores. Gracias por despejar con tu comentario todo el detritus de inferencias que yo hubiera podido provocar. Y gracias a Salmón por llevarme hasta Ruido de fondo, que estoy leyendo ahora. Puedo decir de momento que yo también fui uno de los niños que Jack, el prota de la novela, lleva al supermercado en 1984. No por nada el lugar de Granada que encuentro más hogareño es el Carrefour, simétrico en todas y cada una de sus partes al de Salamanca, mi ciudad natal.

    Luego hay cosas que no tienen nada que ver con versiones ni gaitas en vinagre sino con hechos mondos y lirondos. Juan Franciso, perdón por la confusión respecto al origen del término mutantes, introduzco ahora mismo una enmienda y aprovecho así para señalar otra ventaja del medio digital. (O desventaja, habría que imaginar una distopía borgiana en la que fascistas eruditos, en vez de quemar libros, reescribieran todas y cada una de las “inconveniencias” del (C:) pangeico).

    Matizo que cuando hablo de la falta de interdisciplinariedad del encuentro hablo desde la militancia. Quiero aprovechar todas las oportunidades que se me presenten para proclamar las contradiciones obvias de la excesiva parcelación a la que se ha sometido a la cultura. No soy un recién llegado al mundo, pero tampoco llevo lo suficiente como para resignarme a aceptar otro siglo de guetos disciplinares, ni para abandonar la causa que aboga por la interacción entre medios diferentes, lenguajes diferentes, y disciplinas diferentes, y que en el fondo no es sino otra vertiente más del viejo proyecto de entendimiento entre Yo y el Otro que ha regido tantos idealismos. Paralelo a este razonamiento está el rechazo a las reuniones nacionales. Creo que próximanente una revista que sé de tu agrado publicará un texto mío, titulado “el autor sin nación”, donde pormenorizo más en el asunto, y que sin duda puede servir como mejor sustento para discutir. No faltarán foros para ello, ojalá surja la oportunidad.

    También digo que para mí todo lo institucional es conservador, por lo menos en los países que conozco, y poco importa el color de quien gobierne. Ciertamente es un tema espinoso el de la pasta, del que un bloguero sabe bien poco, sobre todo si utiliza free ware en su computadora, aloja sus sites en servidores gratuitos y no quiere ni oír hablar de publicidad o cualquier otro sistema de retribución de su trabajo. Quizás desde esa posición (copiada a rajatabla de algunos gurús de la informática) sea fácil darle caña a cualquier cosa que necesite capital para existir, como es un encuentro como el de Málaga. Que los asistentes lo disfrutamos mucho más de lo que hubieramos disfrutado el visionado de una página web con los mismos contenidos, de eso no cabe ninguna duda. La pena es que fue efímero.

    Lo que sí me ha sorprendido han sido las aclaraciones sobre el grado de preparación de la sesión de VJ Afterpop. Evidentemente he debido explicarme muy mal si así se ha entendido. De hecho, estoy casi seguro de haber apuntado con mi análisis en una dirección muy diferente. Tampoco me he olvidado de reconocer el mérito del programador. Un signo de interrogante y otro de exclamación se mantienen flotando encima de mi coronilla mientras le doy vueltas al asunto.

    Me impresionó un pensamiento tuyo, Juan Francisco, sobre Internet. Consideraste sus imperfecciones como un signo de lo real, y lo imperfecto como parte de lo que nos gusta de lo real. Te lo plagié sin piedad hace pocos días en un acto público donde alguien cometió el error de ponerme delante de un micrófono. Ahora pienso que Afterpost debe mucho (al menos por la parte que me toca) a esa actitud tan positiva ante lo real. Un abrazo.

  8. Estamos más de acuerdo de lo que crees: trasversalidad de los discursos y las prácticas artísticas (gran aportación del postmodernismo), extraterritorialidad del escritor (gran pensamiento de Musil y ratificación de Gombrowicz y Borges), conservadurismo institucional (la guerra contra el estado de la cultura declarada por Nietzsche y analizada por mi maestro Klossowski).
    Pero otra cosa muy distinta son las estrategias casi darwinianas para sobrevivir en medios hostiles (por definición toda institución, y el mercado también lo es a su manera, es un medio hostil para la creación). Y el dinero, el dinero, como sabía muy bien Godard, es necesario, por desgracia, para que algunos sueños humanos (por efímeros que nos puedan parecer) sigan siendo posibles.
    Gracias por tu exigencia crítica.

  9. Perdonad por mi ingenuidad, no sé si defecto o virtud, pero cuando leí por primera vez el texto de Miguel y en particular el “tag” Fernández & Fernández, no creí en ningún momento que allí se estuviese diciendo que la actuación afterpopera hubiese sido algo improvisado (cosa imposible por otra parte). Ahora y después de las matizaciones hechas en los comentarios he regresado a esa parte del post y creo que mi ingenua sensación ha devenido en certeza- sí es que puedo afirmar que tal cosa existe. Lo que se dice en este fragmento es que esa parte del encuentro fue “programada en el último momento” y no que fuese “preparada en el último momento”. A ninguno de los que estuvimos allí se nos podría ocurrir que tal performance fuese fruto de los juegos de dos genios, sino más bien del trabajo de estos y con ello quiero decir que si es trabajo, es tiempo, es pensamiento, es ensayo, es discusión y es ilusión.

    Por otro lado, me gustaría resaltar otra parte del texto que parece haber pasado desapercibida, al menos la segunda de sus oraciones: “A mí me pareció algo chapucero que utilizarán un navegador Firefox para mezclar videos del YouTube, en vez de capturarlos y usar un programa de video-jockey (una consola sí que daría plasticidad). Luego Pablo [López Carballo] me dijo que esta utilización monitorizada de recursos de usuario no dejaba de aportar cierto significado al asunto.” Y es que como dice Vicente Luís Mora, los Pasadizos siempre vienen a sumar carga semántica al camino recto.

    Por último, y retomando mi parte ingenua, todo este intercambio de opiniones me ha servido para ratificar algo que ya intuía; la inteligencia literaria de todos los escritores que han participado con sus comentarios en el blog. Ninguno de ellos ha querido corregir, en post anteriores, nuestras críticas a sus textos porque saben bien que en literatura no “vale” el “yo quise decir esto y no tal cosa”. Sin embargo, cuando los comentarios han sido a sus palabras, no han dudado en matizar sus intenciones expresivas. Por ello, les agradezco a todos su sabia lección, no sé si consciente o inconsciente (en cualquier caso, sería algo que está ahí) sobre la comunicación “cotidiana” y la literaria.

    Rosa Benéitez.

  10. Gracias por el esfuerzo de colgar lo de Málaga. Para los que no pudimos verlo es un regalo.
    Por cierto, ¿me puedo descargar los podcast a mi ITUNES? Es que no consigo hacerlo y no sé si se puede, me sale un mensaje de error.
    Gracias de nuevo.

  11. Hola, amigos de Afterpost. Gracias y enhorabuena por vuestra resumen lectura de las jornadas, lúcido, analítico y certero.

    En lo que más de acuerdo estoy con vosotros es en el formato protocolario, demasiado convencional. En mi memoria conservo la maravillosa experiencia de un curso sobre arte coordinado por José Jiménez en el que se rompieron todos los tradicionalismos protocolarios alcanzándose un grado de convivencia continuo que derivó en suculentas conversaciones grupales sin estrados ni micrófonos; todos al mismo nivel. Dado que éramos pocos, pienso que la convivencia se podía haber prolongado, y así los legos de «la logia masónica» hubieramos mamado algo más suculento, sobre todo a partir de la «happy hour» de los «mutantes».

    Y también, en cuanto al hecho de que la recopilación difusión de estas jornadas no se planteara desde un principio para internet, aunque ya ha explicadó Juan Francisco Ferré la causa y el deseo de hacerlo así en el futuro.

    Eso es todo amigos. En agosto, tendré que acercarme a Málaga. Sería un placer tomar unas cañitas con vosotros.

    Salú-2.

  12. Hola Amigos, por si a alguien le interesa, he colgado en mi blog el texto íntegro de lo que dije en Málaga en la mesa redonda:

    http://www.alfaguara.santillana.es/blogs/elhombre/

    Sobre posibles malentendidos, no olvidemos algo tan tonto como que por escrito se pierden muchos matices; seguro que si estamos hablando cara a cara eso no ocurre. (No entiendo cómo hacían antes, que no había ni teléfonos y las distancias eran muy largas como para quedar en el bar de al lado, y sólo se comunicaban por carta; así era, que andaban todo el día a palos por nada. Creo firmemente que el desgarro típico del Romanticismo surgió como resultado de los malentendidos derivados de las cartas que los amantes y comerciantes se enviaban)

    Saludos.

  13. Gracias a vosotros, Jordi y Fram, con este feedback uno se siente más que recompensado. No tengo ni idea de si se pueden descargar los podcast, lo he probado en musicwebtown y tampoco he sido capaz. Por cierto, Fram, encantado de tomar unas cañitas, pero me temo que va a tener que ser en Salamanca, porque los miembros de Afterpost retornamos a la estepa castellana, un escenario bastante menos atractivo en verano, me temo. Si te pasas por allí, no dudes en avisar.
    Agustín, gracias por traernos el link. Esto de los malentendidos por la interpretación de los textos ha dividido civilizaciones. ¿No hablábamos el otro día de Lutero, y de la que montó ese gran hermeneuta al proclamar el gigantesco misreading bíblico de la Iglesia Romana?. Afortunadamente el templo (más bien capillita)Afterpost arde con muchísima más facilidad, y está hecho de material 100% reciclable. De momento creemos estar a salvo de nosotros mismos.¡O Esperemos! Un saludo.

  14. Sobre la página de Quimera, diréis que es un off-topic, pero dado el número de referencias a la revista y colaboradores, me gustaría que hubiese una mayor accesibilidad a sus artículos. Aunque fuera a los cinco meses de publicación, para no interferir con la versión de imprenta. No sé qué opináis al respecto. En fin, un saludo y hasta otra.

  15. Hola Carlos. Como lector de Quimera, a mí también me gustaría que contara con una edición digital. No tendría por qué ser gratuita. Actualmente, por 50 euros al año puedes subscribirte a la biblioteca de una universidad y acceder a todas las revistas electrónicas a las que la institución está suscrita. Y todas las grandes revistas tienen su edición digital y se puede acceder a ellas desde estas bases de datos colectivas (más barato) o mediante subscripción directa (algo más caro). Seguro que Quimera ganaba más dinero si se hiciera (también) digital. Ojalá cada vez más medios den el paso. La digitalización no deja de contribuir a cierto ideal de intercambio cultural libre y abierto a todos. Yo me sumo a tu petición. Un saludo.

  16. Impresionante documento. Desde un punto de vista más punk journalism he dejado en mi blog también una memoria de lo que ocurrió en Málaga. Un saludo.

  17. […] Eloy Fernández Porta, transcrito a vuelapluma, aquí […]

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