[1] ¿De verdad existe una conspiración?
Recordemos: en la película del Proyecto Nocilla Fernández Mallo menciona una idea sobre un proyecto de creación colectiva (y despliega en torno al conjunto una iconografía terrorista), en la que un grupo de escritores se propone realizar una obra cuyo resultado alcance cierta validez poética. Minutos más adelante, Fernández Porta lo “destapa” como “agente de la TIA” que casi sin querer (y esto significa, desde la poesía), ha logrado infiltrarse en “los medios literarios underground, indie y contraculturales españoles”, desajustando así el aparato crítico, teórico y creativo ya establecido. Chapeau!
[2] Por qué ante todo mutantes
Después de etiquetas y eslóganes generacionales, parece que la mejor denominación para la producción literaria de estos escritores (con pretensiones vanguardistas, espíritu renovador) ha sido ésta de mutaciones; que no es mal término para abordar los efectos y reacciones que han tenido lugar a partir de la publicación de estas otras líneas y propuestas creativas. En palabras de Fernández Mallo, “para escribir como en el siglo XX siempre estaremos a tiempo”. O tal vez no. Hay que pensar que ya no estamos hablando de ocurrencias puntuales, sino de la emancipación de un paradigma estético que aún se aprecia en términos de novedad; y esto, pese a que ya casi nadie habla de márgenes: “hubo un momento en que pasamos de ser nosotros a ser we”. Como prueba, la aparición de este libro, que no podría ser más oportuna dada la evolución creativa y comercial de la mayoría de estos escritores (atendamos al cuadro que se recoge en la página 36).
Por otro lado, y recién cumplida la primera década del siglo21 (numeración que es también otra evidencia), no cabe duda de que ésta ha sido la época de la mutación por antonomasia: desde las sandías y los melones cuadrados made in Japan a la hibridación de los géneros literarios -ahí tenemos Todo lleva carne (2008)- o el viraje hacia lo visual de las últimas manifestaciones literarias -ahora desde Cero absoluto (2005) a Tiempo (2009)-. Parece lógico, entonces, que también este texto dé cuenta de este tipo de implicaciones, dado que ése es uno de los principales signos de su época. Motivo por el cual habría que subrayar un aspecto crucial de la obra, como es la perfecta simbiosis de dos posturas hermenéuticas en principio difícilmente conciliables, como son la filología y la teoría literaria, mas la literatura comparada, cuyos contextos teóricos son bien distintos.
En este sentido, podemos apreciar todo un trabajo de montaje textual y sampleado de referencias y, por supuesto, de muy variadas direcciones narrativas y modos mutantes de, aquí mimetizados a la perfección. Es más, ésa es a mi modo de ver la clave de gestación de esta obra, la utilización de un aparato de creación específico como objeto de estudio que al mismo tiempo pasa a ser utilizado como herramienta de aproximación, revisión y crítica. Un giro considerable que deja a un lado la obsesión tan extendida por la interpretación (“Claro, es muy fácil interpretar lo que uno quiere. Interpreto y manipulo, como Umberto Eco. Interpretación y sobreinterpretación. Pero se vuelve uno loco, lo repito”) para alcanzar la superficie de los textos, con el fin de hacer de su artificio y características constitutivas algo más visible: “Lo he aprendido tarde. Muy tarde. Se trata de saber mirar. […] «La idea es que cualquier texto contiene su propio instrumental de descripción si lo analizamos objetivamente»”.
[3] El informe
En “Wallace se divierte”, Javier García Rodríguez hablaba de David Foster Wallace en unos términos que podrían responder con bastante precisión al perfil del personaje-autor de esta otra obra:
«Dadme un asunto y moveré el mundo, parece exclamar el posgrunge narrador y profesor universitario (entre repelente empollón y plasta sabelotodo), que, por lo que parece, ha decidido no renunciar a convertirse en un Pepito Grillo del Medio Oeste pasado por la túrmix de lo trasmoderno/posmoderno y del afterpop pangeico en las playas californianas»
Más aún si consideramos que en realidad estamos ante una deriva intelectual a través de diferentes lenguajes, objetos y sujetos, cuyo fin es establecer y desentrañar nuevos recorridos originales, pero también y al mismo tiempo, nuevas cartografías estéticas que den cuenta de este estado de mutaciones, LA CONSPIRACIÓN. Para ello, se aportan textos de diferente naturaleza en los que operan distintos recursos expresivos y creativos, como la apropiación o el pastiche, apostando también por la confusión de géneros y la mezcla de registros, hasta lograr un texto de verdadera altura y agudeza intelectual (dice Vicente Luis Mora que con este libro comienza un nuevo género), que incluso llega a resultar divertido gracias a la cantidad de contorsiones lingüísticas que encontramos en sus páginas.
Concebido como una parodia de la narrativa mutante (es fundamental el subtítulo de la obra, clara referencia al polémico artículo de Alan Sokal publicado en el ´96), el resultado, sin embargo, es un experimento literario que se revela (no sabemos si a su pesar) también como mutante.
[4] El crisol o “¿Por qué Loriga no es mutante?”
Bajo mi perspectiva, la clave de poder aplicar la categoría mutante a un escritor o una obra reside fundamentalmente en su actitud respecto al hecho literario, pese a que en estos momentos muchos asociemos tal denominación a una determinada nómina de autores. Tanto es así, que no parece que haya una generación de escritores mutante, aunque sí podemos hablar de ocurrencias mutantes que tienen lugar tanto dentro como fuera de la estricta creación, tal y como apuntaba Vicente Luis Mora a propósito del fenómeno Nocilla: la aparición de fans y groupies literarios de novelas y escritores; y amigos, porque estos escritores también viven en Facebook (aquí se incluye otra clave).
[5] El contagio
Hasta la fecha, no son muchas las obras que han decidido abordar el estado de la “nueva” narrativa bajo su propia óptica, es decir, partiendo de los textos para extraer de ellos su verdadera genealogía, en lugar de forzar su interpretación con categorías y conceptos que les sean ajenos (casi) por completo. Como ejemplo, es superior cuando después de una cita de Foucault aparece en negrita la frase siguiente: “[¿qué hace esto aquí?]”; para continuar un discurso que, pese a su brevedad, alberga en sus páginas una enorme densidad semántica. Mutatis mutandis propone otra forma de afrontar la reflexión. Y eso siempre se agradece.
Buenas noches mi nombres Camilo cuartas vivo en Medellín, Colombia.
Actualmente estoy terminando el pregrado en licenciatura en artes escénicas, para ello estoy ejecutando mi proyecto de grado llamado el cuerpo como hardware biológico; en el que hago un análisis sobre la influencia de las nuevas tecnologías en la construcción de los cuerpos en las actualidad. Lo que me ha llevado a indagar teorías sobre el cyborg e interesarme por corrientes filosóficas poshumanistas. Hasta ahora me intereso por este fenómeno en la esfera literaria, pero he tenido dificultad para encontrar algo sobre literatura que tenga que ver con el cyborg o las nuevas tecnologías.
Agradecería si alguien conoce del tema o sabe quien, me lo comunique.
Muchas gracias.
Desde Medellín Colombia que la pasen rebien.
Hola Camilo, muchas gracias por pasarte por aquí. Me alegra que hayas dejado el comentario porque comparto tus preocupaciones sobre estos asuntos, aunque desde una dirección distinta. Hay varias obras que podrían interesarte, por ejemplo, «Posthumano: la vida después del hombre» de Mauricio Bares, que ha aparecido hace unos meses en Almadía. O las obras «Metamorfosis» (Berenice, 2006) y «Providence» (Anagrama, 2009) de Juan Francisco Ferré. La antología «Mutantes. Narrativa española de última generación» (Berenice, 2007), coordinada por Julio Ortega y Juan Fco Ferré.
Y, por supuesto, la novela «Cut&Roll» (DVD,2008) de Óscar Gual que, por lo que entiendo en tu comentario, estaría en perfecta sintonía con tu trabajo de grado. Te paso también la referencia de tres trabajos: «The mutant flesh» (Dis voir, 2009), de Denis Baron, la «Ontología cyborg» (Gedisa,2008) de Teresa Aguilar, y el clásico «Velocidad de escape» de Mark Dery.
Más centrados en la relación literatura-nuevas tecnologías hay varios autores cuyas obras podrían funcionarte en este caso. Pienso, por ejemplo, en Germán Sierra (como título reciente, «Intente usar otras palabras» (Mondadori, 2009), pero también sus textos anteriores). La obra de Javier Moreno (acaba de publicar «Atractores extraños» en InÉditor). Y «El día que me enamoré de mi BMW» (Vitruvio, 2008) de Raúl Quirós Molina, «Puerto Rico digital» (Bartleby, 2009) de Julia Piera o «Todo lleva carne» (Caballo de troya, 2008) de Peio H. Riaño. Están también los textos de Agustín Fernández Mallo (también sus publicaciones en el blog «el hombre que salió de la tarta»), Vicente Luis Mora y Eloy Fernández Porta.
Échale un ojo al proyecto «Canciones en braille»; puedes verlo en el blog de Mercedes Díaz Villarías. Y me dejo algunos, pero ahora te mando un correo con más títulos y referencias (algunas puntuales, pero muy interesantes), por si pudieran servirte. Espero que sí.
Abrazos
Jara Calles
Es muy recomendable «Cyborg» de Igor Sádaba…
http://www.edicionespeninsula.com/es/llibre/cyborg_11083.html
La relación «máquina – ser humano» a la luz de los últimos descubrimientos y avances científicos. ¿Dependeremos cada vez más de las máquinas para vivir?
Desde siempre, la relación entre sociedad y tecnología ha sido intensa y conflictiva. Una relación que, en las últimas décadas, ha dado como resultado una suerte de híbridos compuestos o mezclas heterogéneas impredecibles. Con el nombre de cyborg se pretende denominar y dar alguna explicación a los seres humanos modificados tecnológicamente o a los robots cada vez más humanoides, por no hablar de los engendros emergentes de las probetas biotecnológicas y de la ingeniería genética.
Este libro rastrea los antecedentes y la génesis de ese ente extraño que es el cyborg, sus formas y algunos de los acalorados debates que suscita. Desde la ciencia ficción y la cibernética a los seres proteicos y la biología sintética, todas esas líneas históricas convergen en un cóctel agitado de utopías tecnológicas y pesadillas grotescas.
Tras ellas, el cyborg se presentará como una metáfora suculenta de las sociedades en las que vivimos, atravesadas hasta la saciedad por las modernas tecnologías.
Gracias por la información y aportación, David.
Es imposible dar cuenta de todos los discursos que abordan estos temas.
Un saludo
Jara Calles
Muchas gracias a los dos, no respondí más pronto debido a la ejecución del proyecto que les cuento, debo presentar informes y me ha tomado mucho tiempo.
Jara muchas gracias por las obras literarias, tengo que revisarlas.
David también muchas gracias por este referente al parecer teórico, tengo que revisarlo muy especialmente, por que mi visión de lo que es un un cyborg esta ubicada dentro de la corriente poshumanista, la cual considera que este no es un ente extraño, al contrario pienso que muy parecido a lo que actualmente somos. así que me enterare de que propone Igor sádaba y seria superbueno seguir nutriendo esta conversación.
un abrazo desde Medellín, Colombia.
Este blog bien merece desdoblarse en una recopilación seleccionada en formato libro. Mi más sincera enhorabuena y mis respetos. Les enlazo en mi nick a una novela que he pillado por ahí. Es on-line, tiene buena pinta. No sé si durará mucho o no, lleva apenas tres días. Pero bueno, los expertos son ustedes. Saludos!
Muchas gracias por lo que dices, Señor X. Miraré con atención el desarrollo de «La detención». Esto podemos comentarlo más adelante.
Un saludo!
Jara