espacio de crítica literaria y cultural

“Retorno a la imagen [Estética del cine en la modernidad melancólica]” de José Luis Molinuevo

In José Luis Molinuevo, Uncategorized on julio 30, 2010 at 8:15 pm

Por lo menos hasta la fecha, puede decirse que Retorno a la imagen es la obra que más se aproxima al programa de pensamiento “en imágenes” que durante estos años ha venido desarrollando José Luis Molinuevo en su blog. De algún modo, esto es algo que tiene mucho que ver con la propia naturaleza de la obra que, así concebida, no es tanto un libro sobre imágenes como una nota “extensa” a pie de ellas. Es decir, un libro que más que comentar trata de mostrar las imágenes, no sólo de forma visual, sino también (y de forma predominante) a través de la palabra.

Como la mayoría de sus referentes (las películas de Wim Wenders, Theo Angelopoulos, Werner Herzog, Bela Tarr, Andrei Tarkovski o Michelangelo Antonioni) el discurso de Molinuevo no responde a un orden lineal (lo vemos en el índice, que aparece desprovisto de numeración y paginación); como tampoco a una serie de conclusiones avanzadas y reflexiones previas sobre las obras. Antes, al contrario, Retorno a la imagen se presenta como el producto de una observación asidua de estas películas y, por lo tanto, como una lectura “en tránsito” que se aproxima a las imágenes en tanto imágenes, y no como conceptos. Está en su naturaleza no agotar su discurso, tampoco los planteamientos aquí expuestos, dado que se trata de un estudio en constante revisión e implementación. Así se pone de manifiesto en el propio decurso de la obra, en la que se detectan algunos ritornellos (ideas que se retoman, otro tipo de regreso) que aportan cierto dinamismo al trabajo y lo configuran como espiral argumental, oscilante. Se trata de un libro que, además, recupera aspectos temáticos de algunas de sus obras precedentes, como serían Estéticas del naufragio y de la resistencia o Magnífica miseria. Pero también, como hemos dicho, de su trabajo en el blog, ahora ampliado, y cuya natural gestión de los contenidos, formatos y lenguajes ha propiciado una operación distinta de edición y distribución para esta obra, de acceso abierto en la red y bajo licencia Creative Commons.

Por supuesto, esto no sólo se debe a la generación de conocimiento a través de la red, sino también al carácter (o naturaleza) audio-visual de este proyecto, cuya genealogía también consiste en dar soluciones oportunas a las limitaciones, digamos, técnicas, que en este caso son más estructurales que periféricas, considerando su relevancia en la formulación de esta obra en tanto experiencia poliestética, que es lo que pide.

Por otro lado,

no es muy habitual encontrar estudios sobre cine en los que la dirección tomada consista en un recorrido que vaya desde dentro (las imágenes) hacia afuera; lo que ha supuesto, en estos años, una de las primeras causas de esa “ceguera” visual que hoy nos impide apreciar estas obras según lo que son y lo que muestran, más allá de lecturas conceptuales y existencialistas que, por lo general, se olvidan de su propio referente.

“Desde las imágenes-metáfora a la pregunta habitual ¿Qué es La Zona? Tarkovski responde: “La Zona es la Zona”. Punto […] No hay sentidos ocultos. Lo que hay es lo que se muestra.”

Es el mal de nuestra época, la saturación de lecturas simbólicas, de interpretación y de concepto. El exceso de discursos que se cierran sobre sí mismos y cuyo sistema de pensamiento resulta fácilmente acoplable a distintos contextos y objetos, porque lo que desarrollan finalmente es una actividad de modelaje y no una investigación estética verdadera. Por eso en este libro se tienen tan en cuenta las obras y las opiniones de sus protagonistas: los directores y guionistas, también algunos actores; pues lo que se pretende es superar esa barrera de interpretaciones hechas en clave intelectual y metafísica para invitar a ver de nuevo esas imágenes desnudando la mirada de residuos hermenéuticos, y abriéndola a la percepción inmediata de las mismas.

De algún modo, esta pretensión de regresar a un visionado directo de las obras explica el carácter dialéctico de este texto. Como se aprecia, éste se presenta como respuesta positiva a la divergencia de planteamientos que se puede localizar entre las declaraciones de los directores (Erice con Antonio López), la solución final de la obra (Antonioni y la (no) incomunicación) y la recepción de la misma por parte de la crítica y el público a lo largo de los años (Tarkovski). De ahí que cobre especial relevancia la introducción de este tipo de factores como contrapunto necesario para efectuar ese regreso que aquí se nos propone. Para ello, José Luis Molinuevo aplica una estética del cine en torno a las imágenes (poéticas) que conforman estas obras y esa realización del tiempo hecho espacio en las imágenes; un tiempo físico, más aún, fisiológico.

La nómina de obras y directores aquí recogida es, como se sabe, denominada generalmente como “cine de autor”, aunque la etiqueta, en sí, sea una total perogrullada, porque todo cine es de autor. En este sentido, tendrían que ser otras las características que permitieran delimitar un cine como éste, en el que perdura una clara intención por retomar el acto de ver en cuanto tal; es decir, “la pasión de mirar”. Son obras hechas de y en intersticios, de imágenes no narrativas y tiempos lentos. Pero también de sujetos en suspensión, intervenidos por el carácter del espacio en el que habitan. Dice José Luis Molinuevo que “estamos ante una nueva objetividad de los sentimientos”, que la clave de lectura de estas obras radica en cómo “el (mal)estar de los objetos […] se traslada a los sujetos”. Es decir, una filmografía revisada bajo la tilde de la “modernidad melancólica” (ya avanzada en Magnífica miseria, su obra anterior), cimentada sobre una “geografía sentimental inestable”, y habitada por seres ambiguos que se encuentran a medio camino de todo. Son caracteres en ruina, o ruinas directamente, antihéroes.

Quizá, y esto puede ser uno de los asuntos más interesantes de esta obra, todo radica en un sentido muy concreto del arte de ver; una determinada actitud (estética) que se revela en tanto reclamo de una independencia estética y, por tanto, también creativa. Estamos ante un cine que parte, fundamentalmente, de una decisión que en sí misma plantea una forma nueva de entender la “relación entre arte y sociedad más allá de la tópica del compromiso”. Hacer más visible lo visible (el regreso a lo real, a lo auténtico) a través de un lenguaje que se vuelve mundo. Así ocurre también con una parte muy concreta de la literatura actual, tal y como se apunta en el libro de Molinuevo, que muestra la convergencia de estas mismas coordenadas en otras áreas artísticas. Distintos intentos, como lo es esta obra, de tomarle el pulso al tiempo de la imagen.

 

«Estamos a tiempo de ver realmente aquel cine visto entonces a destiempo «

José Luis Molinuevo

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