espacio de crítica literaria y cultural

«Fabulosos monos marinos» de Óscar Gual y el travelling óptico

In Óscar Gual, Uncategorized on octubre 20, 2010 at 3:05 pm

De un tiempo a esta parte, cada vez son más los “jóvenes” escritores que se suman a las listas de novedades editoriales (lo que en sí mismo es un valor muy cuestionable), aunque finalmente son muy pocos los que continúan desarrollando proyectos interesantes -independientemente del gusto- con verdadera apertura y madurez estética. Por esto mismo, no creo exagerar si afirmo que Óscar Gual es uno de los autores con más proyección de los últimos años, como ya quedó apuntado con la publicación de Cut and Roll (DVD, 2008), cuyo discurso aún sigue ofreciendo motivos para la reflexión, y como se constata ahora con la publicación de este nuevo proyecto.

Bajo mi punto de vista, lo que media entre estas dos novelas es una solución de continuidad. Lo vemos a través de capítulos como Bonus track 3, que continúa el final (y esto cuestiona su cierre) de Cut and Roll; pero también con la filtración de personajes como Joel o Cristof Giraudoux y situaciones como aquella escena del poncho, que era brillante en términos discursivos. Teniendo esto en cuenta, podríamos pensar que a través de estas publicaciones se está perfilando un proyecto de dimensiones mayores, que incluiría cuestiones como la investigación desde el punto de vista literario del concepto de identidad y sus condiciones de escritura en la actualidad. Es decir, atendiendo a sus pliegues (desdoblamientos) y mutaciones, sean éstas ocasionadas de forma natural, psicotrópica, virtual o tecnológica.

Ahora bien, este mudar de piel que recorre ambos proyectos tiene mucho que ver, por otro lado, con el concepto de novela y su estado de revisión actual.  Esta constante permitiría atisbar un interés explícito por tensar, y así pergeñar, las posibilidades expresivas de la narrativa a través de esta categoría. Y ello bajo una óptica muy concreta, como es la visión integrada de modelos de pensamiento que parten tanto del discurso científico y tecnológico, como de los productos culturales de herencia más reciente (sean musicales, televisivos, virtuales o juegos de rol on line), en tanto hypes de un determinado sentimiento de época. Por supuesto, hay muchas formas de tratamiento de este tipo de cuestiones, pero es fundamental destacar en este caso la asepsia y neutralidad del discurso. Lo vimos previamente en Cut and Roll, donde el realismo/determinismo se enfrentaba al uso espectacular de las nuevas tecnologías, y ahora de nuevo en estas páginas, pues cambian los lenguajes (farmacología, química, medicina) pero la actitud sigue siendo la misma. Así lo prueba el hecho de que aquí se inviertan altas dosis de muchas cosas, pero sobre todo de voluntad -que es otra forma de compromiso- por recolocar este debate en su lugar adecuado. Creo que una palabra clave a este respecto sería conocimiento, pues sólo así se garantiza un uso adecuado de estos lenguajes y, por lo mismo, una verdadera literatura de las nuevas tecnologías.

Siguiendo con esto, son dos las direcciones que podríamos tomar para aproximarnos a Fabulosos monos marinos. Por un lado su dimensión interna, es decir, la relación entre su estructura y la forma final del texto, ya que cada capítulo constituye un paso de lectura, pero al mismo tiempo tiene autonomía respecto a los demás, frente a los que se sitúa en una relación de dependencia siempre aplazada. Y la externa, que habría que poner en relación con las formas actuales de percepción (descentralizada y dispersa) o las formas de vida contemporánea y sus discursos transversales. Eso explicaría, por ejemplo, la aplicación de técnicas discursivas tomadas directamente de la creación bajo realidad simulada, ya sea a través de videojuegos o plataformas on line de acción compartida, como sería el caso de WoW [World of Warcraft], cuyas condiciones de representación funcionan en tanto correlato del universo Fabulosos monos marinos. Ahora bien, la referencia es explícita, pero su solución discursiva sólo se percibe una vez leído el texto de manera completa.

“Pero su verdadero vicio es World of Warcraft, una Masive Multiplayer Online Role Play Game creado por Blizzard Entertainment.

Vicent cobra una pensión por minusvalía desde que tenía dieciocho años y tiene una pecera con monos marinos. Aún puede pasarse horas observándolos. Allí donde su hermano sólo es capaz de ver minúsculos y apestosos sucedáneos de gamba, él aprecia todo un universo animado e independiente en constante actividad. Antes de World of Warcraft, a Vicent ya le fascinaban los mundos persistentes, en los que suceden cosas incluso cuando ningún dios vigila”

Ésta sería la clave: entender Sierpe, la ciudad, como espacio/campo de visionado y dirigir hacia ella un travelling óptico que de manera puntual, y sin que esto limite el desarrollo de otras acciones en el entorno, resalte (focalice) aquellos aspectos singulares que más llaman la atención de ese objetivo-narrador.

“[…] el dedo de Vicent sigue alzado. Pero durante un instante, sólo una fracción de segundo, mira de soslayo a cámara. Y eso me desconcierta. Porque no mira al aparato […] No. No mira a esa cámara que está en su mismo plano narrativo. Mira a la cámara que representa el foco, el punto de vista de vuestro humilde y omnipresente narrador […]”

Es decir, una narración descentralizada, en el sentido de que son distintos narradores los que presentan aquello que leemos (voces distintas que implican una mirada también distinta), pues hay incluso disputas verbales entre algunos de ellos por imponerse sobre la narración de los hechos. Pero también por su situación respecto a lo que se narra, que podría decirse a vista de pájaro. Esto es, contemplando Sierpe en su totalidad (ciberpercepción dirían algunos; visión panóptica otros), pues es de ese tipo de mirada en concreto, y de lo que se singularice dentro de ese campo de visión, de lo que se nutren estos capítulos. Por eso el narrador se sitúa respecto a la narración como Vicent respecto a su pecera: al acecho, de manera que el resto de símiles entre los monos marinos y los habitantes de Sierpe podríamos darlos por entendidos; considerando también  que este  discurso  se articula  en torno a estructuras discontinuas de visionado.

Sin embargo, si hay algo que sí comparten todos los personajes que aparecen en la novela es su  condición de ruina,  de devastación,  como habitantes de Sierpe , desamparados y malditos. Bajo mi parecer, es esta tesitura la que propicia que para esta narración deje de ser fundamental referir una historia, pero no la presentación de acontecimientos, es decir, el hecho mismo de que sucedan cosas. Por supuesto, esto implica unas necesidades muy concretas de composición discursiva, en este caso más cercanas a los modos de representación fílmicos (o más ampliamente, visuales), en tanto producto de una forma tecnologizada de la visión y de la percepción de contenidos que nada tiene que ver con las de hace apenas diez años. Ahí radicaría la singularidad de esta síntesis de elementos casi en estricto contemporáneos, porque estamos ante un escritor cuyas condiciones creativas pasan inevitablemente por los discursos científicos y tecnológicos, los relatos audiovisuales y la realidad simulada; que es algo que hay que considerar de manera inexcusable a la hora de acceder a su discurso.

Y sobre esto no puedo ser más concreta debido a problemas con la violación de derechos de propiedad intelectual. Más en imbd.com/title/tt00128576.

 

JARA CALLES

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