Hay muchas formas de llegar a la literatura pero sin duda una de las más provechosas es la enfermedad, esa especie de desequilibrio orgánico que encuentra su bálsamo en el mismo lugar donde se origina el conflicto. ¿Cómo escribir? ¿por qué? ¿para quién? Son preguntas a las que suelen acompañar respuestas estúpidas pero que, en su libro Estar enfermo, Luna Miguel contesta de la mejor manera posible: bajo la concepción de la literatura como disposición patológica del sujeto, que rompe con la armonía del mundo. Así, en las tres secciones que componen el poemario: «Síntomas», «Río Ouse» y «La musa enferma», se recurre a la presencia de diferentes estados corporales-sentimentales, asociados a la enfermedad, que sirven de correlato a las ideas poéticas desarrolladas. Una unión que permite derribar desde el comienzo, y para seguir con la lectura, las tradicionales dicotomías entre el cuerpo y el alma, lo sensible y lo conceptual, la materia y el espíritu.
Hace tiempo que la lectura está viéndose abochornada por políticas culturales insustanciales y mentalidades vacuas que le atribuyen categorías inservibles provenientes, bien de una absurda elevación de la misma, o bien de la absoluta banalización de ésta. Lee el resto de esta entrada »