Mariano Peyrou ha logrado construir un sistema poético propio en apenas una década de escritura. Desde su primer libro, La voluntad de equilibrio (2000), hasta el quinto y último hasta la fecha, Temperatura voz, ha conformado una poética genuina que cada día más despierta un gran interés. Habitualmente, cuando una escritura está en vías avanzadas de desarrollo tiende a repetirse, a autoerigirse como solución a todos los problemas que salen al paso del poeta, pero en Temperatura voz no se recurre a esta manida reproducción, sino que por el contrario la inclinación está del lado del avance, de una nueva exploración dentro del territorio poético de Peyrou. Dicho de otro modo, la mirada al mundo y la reflexión lingüística no se bloquean y, con ello, ofrecen una perspectiva diversa, que necesita y encuentra nuevas formas de representación.
La tensión entre dos polos, sin ser un recurso retórico, representa uno de los ejes decisivos de su producción. En esta ocasión, la fricción más urgente es la que provoca la disputa entre sujeto y objeto. La necesidad de confluencia de estos dos elementos, aunque sea de manera fugaz y perecedera, vertebra Temperatura voz. En su exploración, el poeta necesita de nuevas formas de percepción. De este modo, ya no se impone la visión, como en sus anteriores libros, sino que la percepción acústica y sensorial pasa a cobrar el mayor protagonismo. Lee el resto de esta entrada »