La historia es sencilla: un hombre habla/cuenta/relata/muestra una serie de hechos delante de una cámara, ayudándose casi exclusivamente de su memoria. Éstos nos suscitan muchas preguntas, ¿Quién es?, ¿Quién es B?, ¿Por qué…?, ¿Cómo…?, ¿Cuándo…? Afortunadamente este libro no contiene las respuestas, ya que de lo contrario seguiría la estela de tantísimos textos que en nuestros tiempos continúan abusando de modelos medievales, renacentistas, o barrocos, basándose en el enigma y desprendiendo moralidad. Sobra decir que en B no encontramos ni una cosa ni la otra, solo una obra literaria de altura.
TRABAJOS DE PERCEPCIÓN
Una de las particularidades de este libro reside en la capacidad imaginativa del narrador y en el uso que, al servicio de ésta, se hace de la memoria -en lugar de ser una simple herramienta arqueológica-. El proceso perceptivo se sitúa aquí justo en el momento en el que el narrador está delante de la cámara y nunca se traslada a los momentos previos, a aquellos que generaron la imagen en la memoria. De esta manera lo que se produce son siempre imágenes nuevas y no reconstrucciones de otras preexistentes. Así, el momento de la narración es el único que nos ocupa, aparcando el resto de imágenes, que permanecen en la memoria esperando a tomar forma. Karl Wallenda, uno de los personajes a los que alude el narrador, dice: “estar en la cuerda floja es vivir, todo lo demás es esperar”.
Y ahora, esta misma sentencia podría ser aplicada a las imágenes que surgen de la memoria, en tanto que materia, para volver a vivir. Nacen, una vez más, para conformar un nuevo territorio, un nuevo paisaje que necesita ser observado como único. Lee el resto de esta entrada »