espacio de crítica literaria y cultural

El camino del «grisú». Esther Ramón.

In Esther Ramón, Uncategorized on May 20, 2010 at 9:20 pm

Probablemente resulte repetitivo, aunque a la vez sintomático, pero para hablar del último libro de Esther Ramón necesitamos preguntarnos por su título. grisú no es una palabra recurrente en nuestra lengua, ni siquiera fonéticamente habitual, cosa que provoca en el lector cierta sensación de extrañamiento que no va a abandonarle hasta el último momento de su lectura. Este término se refiere a cierto gas que, con un origen y evolución paralelo al del carbón, no logra, sin embargo, alcanzar una materialización similar a la de éste, pues, o bien queda atrapado dentro de él, o bien se dispersa entre sus grietas. Aunque su particularidad y, quizá, mayor interés —dentro del ámbito en el que se encuentra— es que, dado el contenido en metano que posee, resulta ser altamente inflamable.

De este modo, lo primero que hace la autora del libro es situar su lectura bajo tierra, en una mina, cueva u otras profundidades similares. Y además, con el riesgo añadido al que somete el grisú: una cautela constante que obliga a no perder de vista (y no es el único sentido requerido) ninguno de los elementos adyacentes. Así, el viaje iniciado supone una indagación en las partes más oscuras y menos exploradas, no sólo de lo natural, sino también de lo artificial —la palabra— de la existencia.

La arqueología practicada por Esther Ramón en estos bloques poemáticos se acerca más a la fase de penetración, que a la de recomposición de los restos. Los poemas de grisú, y los encabalgamientos con los que se construyen, parecen ir descomponiendo las diferentes capas que nuestra concepción de la realidad ha ido superponiendo de manera regular y ordenada. Es curioso que, en este sentido, se necesite componer para descomponer o, como leemos en grisú, cortar la corriente de «el agua que/ ya no fluye/ que aún/ nadamos». Ése sería el motivo de que el libro presente una equiparación de tiempos, históricos y míticos, que contribuye a la comprensión del itinerario iniciado:

pigmentos

 

con limas furtivas

rebajamos unos

gramos su peso

sobre el plástico

cubierto nievan

copos de índigo

de terracota

en la superficie

espesaremos

sus tonos

con la saliva

de los caballos

de carga

con las lluvias

brotarán grullas

luminosas en

danza sobre

las paredes

Se establece, así, un camino de ida y vuelta en el que finalmente no es posible distinguir entre el punto de partida y el de llegada, del mismo modo que tampoco se podrá  determinar la diferencia entre la superficie y el espacio subterráneo: «charco/ de niebla», «lecho/ de bóvedas»

En la búsqueda que impulsa el descenso de grisú no podría haber un motivo mayor que el de hallar piedras preciosas, esos otros compuestos inorgánicos que en lugar explotar, conservan la iluminación en su interior. Pero éstas no son rescatadas aquí para satisfacer determinada inclinación estética, sino por el contrario, con la voluntad de mostrar la dualidad de su existencia y lo caprichoso de su función, pues, al fin y al cabo, el carbón y el diamante podrían reducirse a un mismo principio.

Un ritmo, en gran medida semántico, orquesta la ordenación de unos versos en los que el sustantivo y el adjetivo predominan sobre la acción. La rotundidad de estas formas se asemeja a la de la materia de la que se está hablando: roca, tierra, huesos, piedras, cemento, metales, hierro, gemas, cuarzo, etc. y ésta contrasta, a su vez, con la levedad de lo orgánico y de los sujetos y voz de los poemas:

derrumbe

 

sobre los muslos

cuarzos robados

viejos maderos

de estratégicos

clavos para

los tobillos

material de

deshecho y

arenisca en los

orificios nasales

todo el peso

sobre el grito

sobre las voces

internas grilletes

en las muñecas

para ser

lo que era

A diferencia de la narratividad, casi irracional, que recorría Reses, su anterior poemario, Esther Ramón dibuja en grisú un paisaje inhóspito —como ya hizo en Tundra— que continúa ahondando en ese interés por lo desconocido. Y es que la búsqueda, el ansia por encontrar nuevos caminos aún inexplorados sería uno de los denominadores comunes de su poesía. También la naturaleza, lo animal y la faceta menos domesticada de estos ámbitos son elementos que recorren los tres libros de la autora. Quizá, este interés por la realidad menos convencional y más ajena a la percepción rutinaria del mundo sea el que mejor explique el trabajo poético de Ramón y su uso del lenguaje. Es decir, una experiencia de lo cotidiano más cercana a las «Artes del hacer» de las que hablaba Michel de Certeau que a las fantásticas y escapistas concepciones de la literatura como creadora de nuevos mundos.

ROSA BENÉITEZ.

 

  1. […] sobre los autores:Esther Ramón:y 2sobre Grisú Arturo Borra y 2Sobre Umbrales del naufragioLaura Giordani y 2sobre Materia oscuraVíktor Gómez y 2 […]

    • Estimada Rosa:

      Releo tu lectura crítica y propuesta de aproximación al trabajo de Esther Ramón con gratitud y con lenta inmersión en las minas donde Grisú expone su potencia, su posibilidad.

      He referenciado desde mi blog tu excelente selección espeleológica de aciertos y singularidades en la hermenéutica de la poeta en cuestión. Y seguiré tus comentarios y apuntes sobre otros trabajos.

      Un beset,

      Víktor

  2. Víctor,
    muchísimas gracias por tus palabras y el espacio otorgado a las mías en tu blog. El seguimiento será recíproco.

    Un beset per tu també,

    Rosa.

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