espacio de crítica literaria y cultural

«Fundido en negro», Jesús Jiménez Domínguez

In Jesús Jiménez Domínguez, Uncategorized on febrero 18, 2008 at 11:48 am

sometimes a man gets carried away, when he feels like he should be having his fun
and much too blind to see the damage he’s done
Sometimes a man must awake to find that really, he has no-one

Jeff Buckley

No me buscarías si no me hubieses encontrado

San Angustín

En ocasiones ocurre que contemplo la obra de un hombre de talento, [y] presumo de contemplar el corazón que puso en ella (Lu Ji), el latido encontrado que dicta el timbre y sintetiza el estilo que la gravita. Fundido en negro, de Jesús Jiménez Domínguez, podría leerse como una necrológica plural, una pieza de impresión perfecta sobre el malestar existencial, la soledad interior (La soledad concurrida), nueva vocación o vicio absurdo del sujeto moderno. O enfermedad de la piel.

Concebido como un (falso) ejercicio de imaginería alquímica, su discurso no cae en ningún tipo de esperanza-panacea, porque si algo sabemos hoy en día, si de algo podemos estar seguros, es de que la muerte, por defecto, es inevitable y consustancial al hombre y, de ahí, entendemos, esta travesía existencial a modo de salto cuántico al otro lado de las cosas […] donde siempre llueve en un idioma secreto/ y conviven intactas todas las ausencias.

No puede haber por tanto en ningún caso una respuesta, como tampoco (otra) posibilidad de detención en esta búsqueda nuestra en la catedral azul de los días.

 

Por eso podemos leer este libro, de temática nocturna e inmediata, como el discurso de transición [fade in] en el eterno retorno de los ciclos naturales [fade out],  donde se mezclan equilibradamente opuestos que fluctúan a través de una dialéctica ecuánime (y ecléctica), entre referencias antiguas (Li Bai, Bela Lugosi) y también contemporáneas, que exploran nuevos lenguajes.


 

 

 

10 010 10 1010

01001 01 01 1001

1001110 11010010

 

(Transcripción:

 

Tu ojo lo dice:

Adiós es un país

siempre lluvioso)


 

Es pues este libro un claro ejemplo de poesía resuelta en imágenes, que se detiene en la belleza física del mundo, los detalles y las ausencias, la nieve que cae y adopta la forma de la cosa/ lo mismo que el adjetivo rojo cae sobre la cereza, con la delicadeza de aquel que ha comprendido que el propio hecho de escritura puede ser también entendido como oficio de la vida: necesidad sensual de adherir las palabras a las cosas, incluso a las sombras que amortajan todo cuanto aquí nos rodea […] la respiración de las cosas dormidas.

 

Fundido en negro es, entonces, el discurso fruto de una contemplación lesiva, exuberante, atemperada por la experiencia del fracaso, de la soledad y la angustia de saberse uno perecedero y, pero sobre todo, inevitablemente expuesto a los continuos cambios de este escenario donde cada cosa es una hemorragia, cada cosa está fuera de cada cosa, es todas las demás menos ella misma. Con todo, su tono elegíaco no nos dirige al pesimismo ni a la desesperación, sino a la celebración de todas las fiestas de mañana, incluso a pesar de las pérdidas y los abismos.

 

Nos proporciona, a través de la legaña del misterio, una posesión más completa de nuestra existencia, más íntima y renovada, como renovado es el mundo contenido en su lenguaje.

 

Que nada corre libre aquí sino el sendero, en este proceso de individuación mandálica en el que el corazón puede ser a veces un incómodo obstáculo.

 

En ocasiones

el rumor de una fuente remota

se confunde con el de la sangre

y sentimos de pronto, como Pavese

(sólo l´alba entrerà nella stanza vuotta),

que los días adelgazan para caber

por las puertas, que la ruina clava

sus cadáveres de mosca en las agendas,

que tiene la noche embarcaderos secretos

hacia el aire parado y agudo,

amigo Shelley, de los cipreses.

 

Como la noche cierra al día así cierro los ojos [FUNDIDO EN NEGRO]

 

 

 

 

 

JARA CALLES

 

 

  1. Me encantan los libros que traes y cómo los comentas

  2. A mí también.
    Juan A.

  3. buenísimo poeta, pobre crítica.

  4. Gracias Anónimo, siempre un placer.
    Jara

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